Las redes sociales mueven el mundo y uno de los más grandes fenómenos de la historia de estos medios, son los memes. No son solo imágenes, son herramientas que tienen un gran poder sobre nosotros.

 

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¿Viste el meme de la noticia de anoche?

¿Ya viste este meme?

¡Es igualito al meme!

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¿Alguna vez escuchaste o dijiste alguna de esas frases? Sin darnos cuenta, se han vuelto parte de nuestras conversaciones del día al día y realmente no sabemos el porqué. 

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Una de las razones principales es que los memes tienen la característica de ser fáciles de recordar, ya que son muy sencillos e inicialmente no parecen contener mucha información. Una frase, una imagen, una canción o un video pueden ser memes, y a partir de cualquiera de ellos se pueden crear millones de nuevas versiones que generalmente se entenderán sin contexto. ¿Qué hay de malo en esto? Superficialmente, no hay nada malo, pero a trasfondo, los memes son entretenimiento, que se transmite rápidamente desde las redes sociales hasta la verbalidad, pero también son herramientas que no todos saben aprovechar… Y los que sí saben, no lo hacen de la mejor manera.

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Es por esto que en medio de la diversión existen varios riesgos, desde la seriedad que se le resta a algunos temas, hasta la verdadera intención detrás de los memes que encontramos en la red. Y si bien Cohen (1963) indica que los medios no nos dicen qué pensar, pero sí inciden en sobre qué pensamos, tanto los memes como las plataformas digitales tienen una gran influencia.